Hace apenas dos décadas, parecía impensable que un sistema automatizado pudiera controlar los semáforos de una ciudad, detectar un robo en tiempo real o advertir sobre daños en la infraestructura urbana.
Las ciudades evolucionan constantemente, y en el corazón de esa transformación se encuentra la tecnología. Las smart cities —o ciudades inteligentes— integran herramientas digitales para mejorar la calidad de vida, optimizar servicios y utilizar recursos de una manera más eficiente, apuntando al bienestar de sus habitantes .
Hoy más que nunca, hablar de ciudades inteligentes es hablar del futuro de la urbanización. Tecnologías como la inteligencia artificial (IA), el internet de las cosas (IoT) y la visión por computadora (Computer Vision), están permitiendo construir entornos urbanos más seguros, eficientes y sostenibles. Sin embargo, este camino plantea también nuevos desafíos: desde proteger la privacidad hasta asegurar que los beneficios lleguen a todos los sectores de la sociedad.
Según el IMD Smart City Index, en 2025, 54 grandes ciudades del mundo aumentaron su inversión en tecnologías inteligentes, mientras que 75 la redujeron respecto al año anterior. Esta divergencia revela una polarización creciente entre ciudades que apuestan por la innovación y aquellas que, por diversos motivos, frenan su avance.
Problemas como el tráfico, la inseguridad, la contaminación, la falta de planeamiento y la escasa participación ciudadana atraviesan a la mayoría de las grandes ciudades del mundo.
El contraste es aún más evidente cuando comparamos casos concretos: el IESE Cities in Motion Index destaca como ciudades como Zúrich (líder en desempeño) superan ampliamente en desempeño a otras urbes como Río de Janeiro en todas las dimensiones evaluadas —desde movilidad hasta gobernanza digital.
La pregunta clave es: ¿hasta qué punto la tecnología puede ser un motor del desarrollo urbano? La respuesta es clara: apostar por la innovación tecnológica es esencial para construir ciudades más equitativas, resilientes y preparadas para el futuro.
Gobernabilidad en la era digital
Históricamente, la capacidad de respuestas gubernamental quedó rezagada frente al dinamismo y la complejidad de los desafíos urbanos. La transformación comienza con la digitalización de la gobernabilidad: combinar datos, tecnología y participación ciudadana para construir un Estado más ágil, transparente y centrado en el ciudadano.
Acelerar el diagnóstico y la planificación a través de herramientas digitales no solo optimiza procesos, sino que permite tomar decisiones más informadas, ágiles y de impacto. Desde visualizaciones de datos interactivas hasta plataformas de trámites digitales respaldadas por identidad y firma electrónica, los gobiernos modernos utilizan la tecnología para acercar el Estado al ciudadano y construir políticas públicas basadas en evidencia real.
Tallin, capital de Estonia, es un caso paradigmático. Gracias a su plataforma e-Estonia y su infraestructura X–Road, los ciudadanos pueden votar, pagar impuestos, gestionar su salud o abrir una empresa 100 % online. Esta digitalización profunda no solo agiliza trámites: impulsó la transparencia, redujo costos y potenció la participación ciudadana. Tallin demuestra que la gobernabilidad digital no es un lujo sino el pilar fundamental de una ciudad inteligente.
El poder de la Inteligencia Artificial en la ciudad
La inteligencia artificial ya no es una promesa futura, es una herramienta concreta para anticipar grandes problemáticas y reducir costos operativos. En el año 2018, un informe de McKinsey, ya proyectaba que las ciudades podían mejorar los principales indicadores de calidad de vida entre un 10% y un 30% con beneficios vidas salvadas, desplazamientos más rápidos, menor carga sanitaria y reducción de emisiones de carbono.
La visión por computadora, en particular, permite a las ciudades diseñar estrategias basadas en evidencia en tiempo real: canastos desbordados de basura, semáforos fuera de servicio, baches y roturas en las carreteras, rebalse de desagües, pueden ser detectados automáticamente, optimizando la planificación de intervenciones
Algunos ejemplos destacados:
- Copenhague: utiliza IA para gestionar la distribución de energía renovable y calefacción centralizada, ajustando el suministro en tiempo real según patrones climáticos.
- Barcelona: optimizó la recolección de residuos mediante sensores inteligentes, reduciendo el consumo de combustible en un 40%.
- Singapur: más del 80% de sus intersecciones están gestionadas por sistemas de IA que optimizan el flujo vehicular en tiempo real, reduciendo significativamente la congestión.
Estos casos demuestran que, independientemente de la región, la inteligencia artificial está alineada con los objetivos globales de sostenibilidad y eficiencia pública.
Exomindset siendo parte de Córdoba como futura smart city
Según el Índice IESE Cities in Motion (ICIM) 2024 la ciudad de Córdoba se ubica entre las 12 ciudades más inteligentes de latinoamérica en términos de innovación tecnológica —y en Exomindset somos parte activa de este proceso..
En colaboración con el gobierno de la Provincia de Córdobal desarrollamos una prueba de concepto (PoC) basada en inteligencia artificial y visión por computadora para abordar desafíos de infraestructura vial.
Nuestra solución detecta automáticamente baches y pozos en tiempo real, midiendo profundidad y diámetro, y optimizando así la planificación de las reparaciones.
Un ejemplo concreto de cómo la tecnología transforma datos en decisiones gubernamentales más eficientes y estratégicas para el desarrollo urbano.
Computer Vision: ojos digitales al servicio de la seguridad
La construcción de smart cities también implica enfrentar los desafíos de seguridad urbana de forma innovadora. Desde la prevención de delitos menores hasta la gestión de emergencias críticas, la inteligencia artificial y la visión por computadora se han convertido en aliados estratégicos.
Mediante el procesamiento de grandes volúmenes de datos en tiempo real, las autoridades pueden anticiparse a situaciones de riesgo y actuar con mayor precisión. a visión por computadora permite interpretar imágenes del entorno para detectar comportamientos anómalos, identificar armas, reconocer disturbios o alertar sobre eventos masivos automáticamente.
Aplicaciones como cámaras inteligentes con reconocimiento de matrículas, análisis de multitudes en eventos masivos o sistemas de alerta temprana ante comportamientos violentos son ya una realidad en muchas grandes ciudades avanzadas, optimizando recursos y fortaleciendo la capacidad de respuesta ante incidentes sin aumentar costos.
Desafíos éticos y de privacidad
El avance tecnológico en las ciudades inteligentes también plantea riesgos que deben ser gestionados con responsabilidad.
El uso de cámaras con reconocimiento facial puede contribuir a una mayor seguridad, pero también plantea desafíos en materia de privacidad si no se regula adecuadamente. Del mismo modo,los algoritmos aplicados a servicios públicos que pueden reproducir sesgos y generar discriminación sino se diseñan con equidad y transparencia.
Modelos como Decidim en la ciudad de Barcelona—una plataforma abierta de participación ciudadana— y los registros públicos de algoritmos implementados en Amsterdam, muestran el camino hacia una innovación tecnológica responsable, basada en marcos legales robustos y participación democrática.
La inteligencia artificial aplicada a las ciudades debe ser concebida como una política en sí misma: diseñada estratégicamente, regulada adecuadamente y construida con visión de largo plazo.
Conclusión: ¿Hacia dónde vamos?
Las ciudades inteligentes ya no son una utopía: son una realidad en construcción permanente. Pero para que evolucionen de manera sostenible y equitativa deben ser diseñadas estratégicamente, integrando tecnología, derechos ciudadanos y propósito social .
La visión por computadora es una de las piezas clave de este nuevo rompecabezas urbano, y los gobiernos que la adopten con responsabilidad estarán mejor preparados para afrontar los desafíos de las próximas décadas.
El futuro no se espera, se diseña —y en Exomindset, estamos convencidos de que formar parte de la transformación de Córdoba y otras ciudades del mundo no es solo posible, sino inevitable. Porque donde hay datos, visión y propósito, hay una ciudad inteligente en construcción.